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si las piedras del Kaptzin hablaran, si el gran Cerro Wowi expresaran lo que sienten, si las aguas cristalinas del río San Juan o el Río Ixcán pudieran regresar un tiempo atrás, todos nos escucháramos sus sabias palabras y enseñanzas como el abuelo y la abuela infunden respeto y admiración al ir dejando su sabiduría a los hijos y nietos.

El corazón de nuestra tierra palpita diariamente y es importante que sus hijos e hijas estemos atentos a sus palabras mudas como el viento, como el correr del agua, como la negrura de la noche, como el rayo del sol que rompe la oscuridad pero no se puede tocar.

AMO A MI TIERRA, Y AMO TODAS LAS EXPRESIONES DE VIDA QUE EN ELLA SE ENCUENTRA.

Dionicio Mateo

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