Feliz Navidad @ MuchosBesitos.com

CARA PARENS Larry Andrade-Abularach

Es la “fiesta de familia” por excelencia, como la llamaba el Papa Juan Pablo II, y que debemos vivir su significado y sentido.

Según el calendario gregoriano, el nacimiento de Jesús se celebra el 25 de diciembre. Según el calendario juliano, unos 10 días después, porque éste no tomó en cuenta los ajustes del equinoccio, acordados en 1582.

Hasta ahora se pensaba que se había fijado la fecha de la Navidad para que coincidiera con el solsticio de invierno, en que el sol alcanza su máxima declinación sur, y en el hemisferio norte empieza a crecer el día. Visto desde el norte, parece que el sol nace. Por ser Cristo el Sol naciente, el acontecimiento de Belén se festejaría en esta fecha. Y, por lo mismo, nueve meses antes, el 25 de marzo, muy próximo al equinoccio septentrional de primavera, se colocó la fiesta litúrgica de la Encarnación del Hijo de Dios. De este modo se enseña que Jesús fue realmente hombre y que su gestación, en el seno virginal de Santa María, duró nueve meses.

No está claro, en cambio, que la fiesta de Navidad sea la cristianización de las saturnales, como algunos han sostenido. Tales fiestas rituales tenían lugar en Roma, del 17 al 23 de diciembre, coincidiendo con el aniversario de la consagración, en el Foro, del templo de Saturno, cuando concluían las siembras de invierno.

Sin embargo, Thomas J. Talley y otros connotados investigadores, basándose en una tradición que se remonta al siglo II, aseguran, con argumentos fehacientes, que el 25 de diciembre fue realmente el día del nacimiento del Hijo de Dios.

En todo caso, importa destacar que la Navidad ha tenido siempre carácter religioso y motivación cristiana católica.

A la vista de lo dicho, me parece relevante no olvidar dos cosas: que en la Navidad conmemoramos el Nacimiento del Hijo de Dios; y que toda la vida de Occidente se ha configurado por el influjo del cristianismo y catolicismo. La Revolución Francesa quiso reformar el calendario y modificar las celebraciones, pero no pudo. Hay, sin embargo, una revolución mucho más sutil que podría cambiar las cosas: el olvido o la indiferencia del verdadero significado y sentido de la Navidad. Esperamos y deseamos que no sea así.

Por ello, en casa, de generación en generación, siempre ha sido importante poner el Nacimiento y, desde que tengo memoria hasta el presente, mi madre, con cariño maternal, sigue explicando a los niños de la familia y de los amigos que nos visitan, el significado y sentido de la Navidad a través de las imágenes del Niñito Dios, de María y José, de los Reyes Magos, de los pastores, entre otros.

Y, como siempre ha insistido mi madre, al explicar el Nacimiento, el Evangelio no es un simple relato del pasado, sigue siendo actual. La vida cristiana católica es la vida de Cristo, del bautizado identificado con Cristo, que actúa hoy en la vida ordinaria de los hombres en medio del mundo.

La Navidad, Semana Santa o Pascua forman parte de nuestra fe cristiana católica, de nuestras raíces, de nuestras costumbres, del patrimonio cultural de nuestra tierra. La identidad cristiana católica no es sectaria ni excluyente. ¿Por qué tanto empeño por parte de algunos en eliminarla? Merece ser reconocida. Creyentes y no creyentes, hombres y mujeres de todas las razas, sea cual sea su visión de la vida, estamos invitados a acercarnos al calor de esta familia sencilla y acogedora, la de Jesús, María y José. Es Navidad.