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Confía en el Señor y haz el bien,
habita tu tierra y practica la lealtad (Sal 37, 3)



1. Al término de nuestra reunión plenaria ordinaria, los Obispos de la Conferencia Episcopal de
Guatemala presentamos ante los miembros de la Iglesia Católica así como ante los hombres y
mujeres de buena voluntad nuestra palabra de pastores en relación con algunas situaciones
que vive el país en el momento actual.
2. Vemos como expresión de esperanza los grandes esfuerzos que realizan hombres y mujeres,
pobres, indígenas, campesinos y jóvenes, para enfrentar las difíciles circunstancias sociales y
económicas actuales. Damos gracias a Dios y felicitamos a todos los que trabajan con
responsabilidad día a día por la superación personal y por el sostenimiento de sus familias y
luchan para contribuir al bienestar del país y a la solución de problemas que nos agobian.
3. Nos indigna la falta de respeto a la vida humana que hace que la ola de violencia en que
vivimos inmersos sea cada día más grande. El narcotráfico así como el crimen organizado se
enseñorean de más y más regiones del país captando a un mayor número de jóvenes como
agentes, sicarios y encubridores de actos horrendamente criminales. Las cifras de homicidios
en el país así como la particular crueldad con que muchos de ellos son cometidos nos indican
que las fuerzas criminales son cada vez más poderosas y más impunes. La Iglesia proclama con
la convicción de su fe en Cristo, “que la violencia es un mal, que la violencia es inaceptable
como solución a los problemas, que la violencia es indigna del hombre” (Compendio de la
Doctrina Social de la Iglesia, 496).
4. La administración de justicia goza cada vez de menor credibilidad. Se generaliza por todo el
país la percepción de que la impunidad es la más poderosa aliada del crimen. Por ello cada vez
más personas consideran que la única salida es la actuación de grupos ciudadanos que, al
margen de la ley y del derecho, toman acciones de hecho para eliminar presuntos o reales
criminales. Por otra parte, la debilidad profunda del Estado para enfrentar, con eficacia y con la
ley en la mano, al crimen organizado y lo poderoso de éste último nos está empujando como
país hacia escenarios de ingobernabilidad, cosa que nos preocupa profundamente.
5. De muchas maneras la ciudadanía ha podido constatar que la Policía Nacional Civil es una
institución débil, que se ha corrompido en muchos de sus miembros y ha sido infiltrada en no
pocos casos por bandas criminales. Por eso el Gobierno ha propuesto como alternativa para
garantizar la seguridad aumentar el número de miembros del Ejército para asignarle funciones
policiales. Esa no es la función del ejército en una sociedad democrática. Por eso miramos con
satisfacción las acciones que se han tomado últimamente para fortalecer la Policía Nacional
Civil y que parecen encaminadas hacia una profesionalización de la institución.
6. La abundancia de lluvias durante este invierno ha deteriorado gravemente la infraestructura
vial, ha destruido viviendas, ha arruinado cosechas. Muchas personas han resultado
damnificadas. Pedimos al Gobierno que asigne cuanto antes los recursos necesarios para
reparar las vías de comunicación, imprescindibles para sostener la vida económica del país; que
implemente políticas encaminadas a paliar las hambrunas que se avecinan sobre todo en lugares
donde los campesinos han perdido sus cosechas. Exhortamos a todos a la solidaridad con los
más pobres y necesitados.

7. El apoyo a los más pobres nos parece una obligación fundamental del Estado. Consideramos
encomiable el apoyo que ofrece el Gobierno a los sectores más empobrecidos, pero censuramos
las tentaciones de politizarlo y de establecer mecanismos clientelares que ayudan materialmente
pero rebajan en dignidad y perpetúan la pobreza cuando no favorecen la productividad. Por ello
los pequeños comerciantes y empresarios que activan la economía y crean trabajo, y los
consumidores que se guían por la austeridad contribuyen de manera significativa en la
construcción de una economía de rostro humano.
8. Pedimos al Ejecutivo que presente ante el Congreso la Ley de Desarrollo Rural consensuada
con las organizaciones sociales; y al Congreso que la apruebe en cumplimiento de su mandato
de legislar para alcanzar el bien común. Urge también la aprobación de la nueva ley de minería
y la de tenencia de armas. Por otra parte la reciente aprobación de la Ley de Acceso a la
Información Pública, que facilitará la fiscalización de las acciones de los organismos del
Estado, fortalecerá el estado democrático.
9. La crisis financiera en los Estados Unidos de América es un motivo de alarma para todos y
fuente de preocupación. Solicitamos a las autoridades bancarias y monetarias la máxima
prudencia para proteger al país de las turbulencias financieras internacionales. Pero recordamos
también que esa crisis es el fruto de un sistema que ha dejado de lado los principios éticos, para
funcionar guiado por la búsqueda del máximo beneficio y de la protección estatal para intereses
particulares y no del bien común. Compartimos la preocupación con los migrantes y sus
familias que verán reducidas las oportunidades de trabajo y las remesas y estarán todavía más
expuestos a las deportaciones.
10. Animamos a todos los fieles para que, en seguimiento del salmo que da título a este
comunicado, pongan su fe en el Señor para hacer el bien en todos los ambientes en que nos
movemos: la familia, el trabajo, la comunidad, el país entero. Las situaciones lamentables que
hemos señalado son consecuencia de la exclusión de Dios de la realidad y de nuestras
acciones, y de la falta de principios morales en la toma de decisiones políticas, económicas,
financieras y en la misma actividad de ciudadanos. Recientemente la Conferencia Episcopal de
Guatemala presentó el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia como documento que
ofrece, de manera sistemática, los criterios que deben guiar la conducta de todos con el fin de
alcanzar una sociedad más humana y justa. Esa doctrina es parte del Evangelio de Jesucristo,
que debemos anunciar con alegría y nuevo impulso misionero, como nos ha urgido el reciente
Congreso Americano Misionero celebrado en Quito, Ecuador.
Que la Virgen María, Madre de Nuestro Señor Jesucristo, en la advocación de la Virgen del
Rosario, Patrona de nuestra nación nos ayude y proteja para peregrinar haciendo el bien y
practicando la lealtad a Dios y a sus mandamientos y la solidaridad con todos nuestros
hermanos, especialmente necesitados.
Guatemala 10 de octubre de 2008


Pablo Vizcaíno Prado                                      Gonzalo de Villa y Vásquez, S.J.
Obispo de Suchitepéquez-Retalhuleu               Obispo de Sololá-Chimaltenango
Presidente de la CEG                                         Secretario General de la CEG

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