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“Te adoramos oh Cristo y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.” Al llegar el Miércoles de Ceniza, se marcará el inicio de la Cuaresma, tiempo litúrgico que para muchos es sinónimo de tristeza o aburrimiento, pero para el cristiano católico es una oportunidad de crecimiento en su fe, época de maduración y fortalecimiento espiritual, tiempo rico en la Iglesia, único y propio para la reflexión, la oración y el ayuno. El Miércoles de Ceniza marca un tiempo de preparación y silencio, en el que el cristiano, con alma gozosa, espera la Pascua del Señor; inicia un tiempo que nos invita a buscar la reconciliación y la verdadera comunión con Dios en el misterio de la cruz, signo de nuestra salvación.

Pero para ti, que eres parte de la Iglesia amada del Señor, ¿qué significado tiene este día? ¿Es un miércoles más en tu vida? El cristiano no es indiferente a la celebración de la fe; presta atención a un precioso detalle de esta fecha litúrgica: Durante la misa, el sacerdote coloca una cruz de ceniza sobre la frente de los fieles, misma que es elaborada con los restos de las palmas utilizadas durante el Domingo de Ramos del año anterior y te dice “Polvo eres y en polvo te convertirás” o podría decirte también “Conviértete y cree en el Evangelio”. Sí, es un detalle simple, pero especial, que por lo común que se ha vuelto esta fecha para muchos cristianos, pasa desapercibido y, sólo a través de los ojos de la fe, se es capaz de observar el verdadero significado de lo que allí vivimos.

En primer lugar, se te marca con una cruz de ceniza para recordarte que todo cristiano, discípulo de Jesucristo, está marcado con el signo de la cruz, de principio a fin, cada día, cada instante, toda su vida… la cruz es una realidad para el creyente, la Evangelización misma está siempre bajo el signo de la cruz. Es algo que no se puede negar, tanto que el misterio de salvación tiene su punto máximo en Jesucristo Crucificado, en Aquel que se entrega con y por amor, dando la vida por nosotros, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. La ceniza representa nuestra humanidad frágil y pasajera, en contraste con la eternidad del signo que dibuja en nuestro rostro, esa cruz bañada con la sangre del Cordero, la que siempre permanecerá firme en tu vida, aunque el mundo que te rodea de tantas vueltas.

Por eso, tampoco debe causar extrañeza que el rito de la ceniza se realice usualmente durante la celebración de la Santa Misa, porque es inseparable su mensaje del misterio de comunión en la Iglesia y memorial de la salvación que nos ha sido dado por el sacrificio pascual de Cristo; inicialmente te encontrarás tentado a pensar que la cruz que se te impone es un mero símbolo, aunque más bien es el signo de lo que tú vales para Dios, porque fuiste comprado a un precio muy alto, tú vida fue pagada con la sangre de Cristo crucificado… Eres propiedad de Cristo, eres esclavo del Señor y elegido por Él para proclamar la Buena Nueva de Salvación a toda creatura, de la cual ya has sido partícipe.

Sí, la Cruz de Ceniza es un hermoso signo que nos recuerda que nuestra naturaleza es finita, pero la cruz de Cristo es eterna, no puede ser borrada, no puede ser negada… puedo renegar de mi fe, pero la cruz permanecerá firme en mi corazón, como sello indeleble con el que fui marcado desde mi bautizo como elegido de Dios (Ap. 7, 3), porque la entrega de Cristo no se puede ocultar, para escándalo de muchos y para gracia de otros, el Crucificado reina, todo ha sido puesto bajo sus pies, somos frutos de su amor.

Por eso, este Miércoles de Ceniza luce con santo orgullo esa cruz de ceniza que el sacerdote imponga en tu frente, hazlo, no tengas miedo, no la borres de tu frente al salir de la puerta de la Iglesia por temor al rechazo o al ataque de aquellos que no creen como tú, enséñales que no te avergüenzas de Cristo ni de su Evangelio, que has sido marcado y sellado con la sangre de Cristo y que en correspondencia a su amor, servirás como su humilde instrumento en la construcción del Reino acá en la tierra. Mira la cruz de Cristo y mira también tu propia cruz y así como Él, entrégate totalmente, con amor, con gozo, no te canses de llevarla; Cristo no se rindió ¿Y tú, te rendirás? No puedes, no debes, si ya elegiste ser cristiano y seguir a Jesús, ¡carga con tu cruz!… La Cruz de Ceniza podrá ser borrada de nuestra frente, pero la Cruz de Cristo permanecerá eternamente en nuestro corazón…

“Gracias Jesús, por tu cruz y tu resurrección me has salvado Señor, soy todo tuyo. Me pongo a tus pies, si en mi corazón aún hay cosas que me atan a este mundo y no me permiten abrazar tu cruz, te las entregó Señor, porque quiero vivir la eternidad contigo, mi corazón te pertenece. Amén.”

Artículo escrito por el colaborador y Católico con Acción Ernesto Martínez

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